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El Cantar de los Cantares de Salomón & Cántico espiritual de San Juan de la Cruz
Por Miguel M. Delicado Publicado en Literatura, Religión en 06/11/2011
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El amor en el Cantar de los Cantares

Cantar de los Cantares ; Cántico espiritual

Nos encontramos ante unos textos líricos en los que el canto al amor y a sus consecuencias subyacentes, conforman una amalgama de sentimientos positivos y negativos, que dan pie tanto en uno como en otro a la expresión más sincera e interna del “Yo”.

La estructura de ambos cánticos es distinta, aunque la forma de expresarlos es concordante. Los cantos son en versos breves, en los que tanto Salomón como San Juan de la Cruz ponen el énfasis en la adición sucesiva de elementos argumentales, que van sucediéndose con la descripción de los sentimientos amorosos, situaciones que los confrontan o alejan, deseo mutuo de los amantes por encontrarse y desenlace del encuentro amoroso.

Vierten ambos autores el ensalzamiento de la virtud humana cuando camina hacia la perfección por el amor. Este, lo describen como capaz de ser ajeno a la propia realidad, de ser indiferente al oro y a la compra, de transcender más allá de lo propiamente terrenal (aquí debemos citar que San Juan lo escribió [memorizó realmente] en su encarcelamiento en Toledo, por lo que esa trascendencia se realza).

Los numerosos versos de ambos coinciden en multitud de expresiones de lo material, pero la inspiración de San Juan nos distingue con una eliminación de los coros repetitivos de Salomón, con una preclara expresión del sentimiento amoroso, un poco más tosca (valga esta palabra en una lírica preciosa de por sí) si cabe, aludiendo mucho a los elementos de la naturaleza en derredor de los amantes. San Juan también menciona muchos de esos elementos, llegando incluso a repetirlos como luego exponemos, pero añade un plus de envoltura descriptiva espiritual o sentimental que enfatiza aún más esa descripción amorosa.

Tanto en uno como en otro canto, hay una serie de elementos naturales que se utilizan para describir la belleza de ese amor, para las características físicas de los amantes, haciendo por similitud que recordemos algo bucólico en todo ello: la granada, las palomas, los rebaños de cabras o de ovejas…

Cada elemento concordante de los anteriormente citados tiene una conformación para el autor, así la granada simboliza el rosado de las mejillas de la amada, el rebaño de cabras el pelo negro etcétera.

El Cántico espiritual de San Juan de la Cruz

En ambos cantos se produce una búsqueda del amado, un ansia por su encuentro, un sentimiento de pena por la ausencia, que en el caso de la amada llega incluso a la desesperación y a la manifestación de una especie de locura, que describe magníficamente San Juan de la Cruz al decirnos en boca de la amada que “[…] si por ventura vierdes aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero.

En el reencuentro de los amantes se dispara la contención inicial por la ausencia, se dejan correr las manifestaciones de sentir de uno por el otro y en ambos textos se “inunda” al lector con la proliferación de matices positivos que dejan a un lado el dolor tan bien definido por ambos autores, que no recortan en la forma de mostrarnos esa angustia de la ausencia.

En mi opinión, los cantos denotan un conocimiento previo del sentimiento descrito, aceptando cualquier proveniencia de origen judaico, cristiano, etcétera. Ello nos indica que el ser humano desprende pasiones iguales en cualquier ámbito, sean de dolor por amor, de amor por pasión o cualesquiera otra que infunda un sentimiento suficiente para que un poeta pueda plasmarlo por escrito.

Tanto lo natural como lo espiritual son parte de estos cantos, sirviendo lo natural para realzar la belleza física y espiritual de los amantes, por comparativa hacia la propia belleza de la naturaleza, que agrada a la vista y al espíritu al igual que le ocurre a cada amante en unión del otro. Quizás la definición de Arte se acerca mucho a la del Amor; agrada a la inteligencia y mueve la voluntad.

Documental sobre el Cántico espiritual.

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