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Una reflexión sobre las redes sociales
Por Miguel M. Delicado Publicado en Tecnologías en 04/04/2011
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Redes sociales

Lectura de la fuente del trabajo

I.- Nos encontramos ante un artículo trabajado, con una estructuración muy heterogénea y versátil. Analiza el autor distintas cuestiones; pasando por los orígenes de las redes, su conformación, su expansión y su futuro.

Nos realiza un enfoque “virtual” de la situación actual, contrastando los pros y contras de una emergencia brutal de las redes sociales, los factores inherentes a las mismas: software anexo, distribución geográfica y consecuencias, intimidad y publicidad, etcétera.

Nos explica por ejemplo cómo un elemento muy importante a tener en cuenta, los enlaces o vínculos de nodo, paradójicamente a lo que podía parecer no son de fortaleza, sino al contrario, de una debilidad endémica a la propia red que hace que sea materialmente o psicológicamente imposible determinar las consecuencias de un nuevo nodo. Un simple pensamiento en un blog, una simple idea plasmada en una red en el “centro de operaciones” de un usuario, incluso una imagen ubicada en lo más profundo de Flickr puede generar un movimiento, un juego de billar sin fin mediante el cual la potenciación de enlaces y comentarios llevaría a la escala de lo absurdo el nodo inicial que lo ha engendrado.

Las redes no son algo nuevo según nos matiza el autor, su desarrollo lleva muchos años, pero es ahora en este nuevo siglo (podríamos decir que con el cambio de milenio) donde su despegue es extraordinario. Esta proliferación tanto de usuarios como de redes hace que los propios analistas de contenidos y plataformas se hallen un poco desbordados. No se rigen por patrones normalizados, las redes no se acogen a lo previsto, de ahí que en muchos casos incluso publicitariamente hayan fracasado. No es conocido, por los motivos anteriormente expuestos, el destino de un nodo. De donde un módulo atractivo puede no despegar nunca, surge otro con peor imagen y que desencadena una potenciación abismal de nuevos enlaces y nodos debido a un factor totalmente imprevisto y desconocido.

Quizás el enfoque de estudio, según se nos comenta en el artículo, pase por un estudio social más profundo, teniendo en cuenta no solo los usuarios y sus posibles aportaciones, sino el entramado más complejo de multi-redes y centralización de un perfil digital seguro, con su compartimentación social autorizada por el dueño del mismo.

Como siempre, el factor clave no parece ser únicamente la distribución y la ampliación indiscriminada, sino la estructuración más lógica de las redes, su integración dentro de la diversidad, y sobre todo la autenticidad de los perfiles dentro de un marco anónimo que, en muchos casos, no desean ser tan anónimos pero en los que la seguridad personal, y la digital “nobleza obligan”.

II.- Si nos atenemos a lo planteado, debemos decir que se diferencian numerosos problemas a resolver. Hay muchos factores a tener en cuenta, máxime si entendemos que no hablamos de varias redes sociales, sino de redes de las propias redes, de redes que se crean en unos minutos para grupos de usuarios con un potencial muchas veces enorme.

Una de las consecuencias por las que podemos discrepar o empatizar, es la afirmación del potencial social, y por ende económico, politizador y de gran carga de influencia, que tienen las redes. Un factor de cohesión no deja de ser un elemento de poder. La trascendencia de la influencia social ha sido utilizada a lo largo de la historia desde numerosos cauces, con numerosas artimañas y hacia muchos usuarios. Ahora no hablamos de miles o cientos de miles de ellos, hablamos de una cantidad ingente de redes cercana a los miles de millones, que se acercan peligrosamente a una población que, curiosamente es más cultural y al mismo tiempo más influenciable. Este potencial de poder conlleva inexorablemente un cierto control gubernamental y por ahora no es factible. El hecho de que empresas privadas controlen datos de millones de usuarios y lo que es más importante, sus aficiones, sus gustos, sus pensamientos y sus intenciones, no deja de ser un peligro potencial social. No por ello podemos decir que es mejor que todo ello lo tenga un gobierno, quizás en la determinación de dónde están esos datos esté la gran cuestión.

Por aportar ideas, mi opinión al respecto deriva hacia lo personal en un mundo de lo social, me explico; el gran “truco” de captura y depósito tendría solución si lleváramos los patrones ahora establecidos hacia atrás en el tiempo por un lado, y por otro hacia delante en la intención de futuro.

Actualmente las redes y casi todas las entidades públicas o privadas se basan en el depósito de datos de los usuarios en sus sistemas. Yo pienso que si a principios del siglo XX había personas en España que no se registraban al nacer (datos contrastados personalmente) no es descabellado pensar que cien años después, hasta el último “mono” estará controlado. Nada más lejos de la realidad… de hecho muchísimos de los perfiles existentes en las redes han sido usados algunos minutos u horas, eso por no decir que son completamente falsos, o por ser un poco condescendientes diremos que “ilusorios” tal y como refuta el autor del artículo. Por todo ello, mi idea profusa la descentralización, la centralización estrictamente necesaria al tiempo y la privacidad sin registro como en el año 1918. Evidentemente explicar esto es complicado, pero puestos a ello debería ser más sencillo de lo que parece. NO queremos que nos “fichen”, muchísimo menos queremos que nos registren empresas sobre las que, en principio, el factor de seguridad no es el 100%, y además tampoco es necesario muchas veces ese “fichaje”. Por ello el llamado registro debe estar protegido, su identificación indexada en modo seguro y los datos a aportar únicamente los necesarios para la transacción, sea la que sea, pero los datos de ida y vuelta, no se quedan, no se graban, no se apropian… ¿sabe el gobierno si he ido al cine hoy? más te vale no haber pagado con tarjeta. Pues a eso hay que ponerle trabas… y también ayudas.

Si hablamos de redes nos encontramos un problema. Muchas personas no desean concatenar su identidad con sus pensamientos expuestos en las redes, algunas veces por su profesión, otras por recelo, muchas por miedo así que entramos en la segunda identidad como… ¿algo necesario?

Redes por intereses personales


Si enfocamos otra de las cuestiones en las que entra muy de lleno el video del tema, el potencial real de expansión asociado al económico y de injerencia personal (aquí hay muchas películas futuristas que abordan el tratamiento publicitario directo por posicionamiento global -”Bienvenido Sr. Smith a nuestra tienda”-) nos encontramos una verdadera “tela” y no de araña precisamente respecto a lo que puede significar. Como ejemplo diremos que si una media de edad de doce años es lo suficientemente capacitativa para navegar por la Red, mucho más lo es para tomarla como potencialmente influenciable, potencialmente integradora de las ideas y a su transmisión, etcétera. Económicamente esta situación no solo es políticamente injerente, sino hasta posiblemente ilegal. Si tomamos como ejemplo la penalización de relaciones entre mayores y menores de edad (con voluntariedad del ambos en esa relación) en supuestos de no mucha diferencia, precisamente por esa situación de inferioridad, ¿qué podemos decir de la transmisión de ideas, valores, propuestas y demás elucubraciones que se nos ocurran sobre toda esta masa social?

Evidentemente la influencia es total, por mucho que se diga: los padres hay veces que están dos horas con sus hijos cuando la “Red” está con ellos muchísimas horas al día.

No se trata creo yo, de determinar si las redes son buenas o malas consejeras, sino cómo se globaliza su integración, se estructura su influencia, se analiza su uso y se diferencia su economía. Las relaciones culturales, de amistad, de amor, de diversión, de transmisión de valores, etcétera, son una buena base para entender que son un fenómeno muy interesante de cultura que debe competir contra cualquier mal empleo de las mismas, por muy malo que sea. En ello nos va mucho futuro, aquí el autor no disiente de nosotros.

El hombre no puede retroceder, de ello ya se encarga la naturaleza, incluso de su eliminación, por eso ante la aparición de movimientos como este, lo necesario es saber qué significan, no dejar que caigan bajo control innecesario, sea privado o público y poner la coma (,) tal y como nos describe el video en el lugar que corresponda, no permitiendo que un simple grafo nos cambie el significado de una frase, una idea, una creencia o incluso una vida.

Sin más datos innecesarios…

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